Puedo ver …
en la humedad de las paredes
un enjambre de mapas móviles
e inasibles,
quizás de alguna meta
inalcanzable,
o simplemente la dirección
justa
del sitio que alguna vez
soñé.
No lo sé…
lo cierto es que voy;
parte del camino,
pedregullo que rueda por la
cuesta.
La marcha no es constante
y en sus ausencias extraño el
temblor.
La cuesta.
El arriba y el abajo.
Los ojos vibran, soñadores e
insomnes.
La senda es la partida y el
arribo
el amor es el punto de inicio
y el calor del abrazo, una
llegada.
El camino va desde nosotros.
hacia nosotros mismos,
nosotros todos.
Solo en este lugar
podremos encontrarnos,
aun
extraviados.
Desde siempre los Señores
Carceleros
buscan clausurar
definitivamente las puertas,
pero eternamente habrá
pies desnudos,
alas dispuestas.
…Volar descalzo por viejos
caminos nuevos…
Somos hijos de un dios
que decepcionado nos abandonó.
Somos hermanos en ese olvido.
Fuimos alguna vez un madero
atormentado por la marea
buscando la orilla.
Luego, juntos inundamos el
silencio vacío,
con un canto en medio de la
noche.
En tanto caminantes,
si nos detenemos dejaremos de
ser.
Somos la memoria.
Somos los muchos, los
nosotros.
Somos lo que se salvó de la
hoguera.
Una vez nos pintaron la piel
por ser distintos,
después pudimos abrir las
puertas
y hoy somos una muchedumbre
multicolor
trajinando los senderos.
Alborotando.
Danzando.
Celebrando la vida,
a la espera de más encuentros.
Bienvenidos quienes quieran
compartido.
Bienvenidos cuantos sean.
¡Bienvenidos¡
ALDO COLABELLO
ALDO COLABELLO
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