AMORES
SUBVERTIDOS
ALDO COLABELLO
Ser tan
joven,tan descaradamente nuevo
no era
tarea fácil avanzados los 70´.
La
adolescencia se escabullía
dando
pequeñas brazadas...
como
podía.
El tiempo
andaba lento por entonces
pesado de
represión y de miedo,
miedo de
saber...
miedo por
no poder...
Eran días
oscuros,
de
asfixia,
de almas
cianóticas.
Parecía
no tener muchas chances el amor.
Sin
embargo florecía...
en las
veredas,
en los
parques,
testarudo y aguerrido.
como la
hierba crece entre las rocas
despreciando
la guadaña.
Como un
buen signo de supervivencia.
Un grito... a veces con sordina...
Un grito
al fin.
Los
minutos transcurrían despacio
como en
las viejas estaciones del San Martin
donde a
veces soñaba con escapar
de aquel,
mi propio pueblo blanco.
Aquellas
horas no las marcaban
las
agujas del cansado reloj.
Los marcaban los bastones
amoratando los cuerpos
Los marcaba la metralla
contra
las paredes de un baldío,
las
repentinas ausencias
de un
modo forzado y final.
Entre
tanto el amor
todavía
se mostraba en las plazas
que
pronto fueron de concreto y alumbrado
y ya no
pudieron abrigar a nada ni nadie.
La
ternura sorprendida
era
embestida por pulcros uniformes.
Hubo amor
superviviente.
Hubo amor
supervivido.
Nos
quedaba amor en los rincones,
en aquel
zaguán de barrio,
en algún
error
de los
diagramas de cemento
con que
intentaron lapidarlo todo.
Nuestros
latidos
corrían
riesgo cierto de ser acallados.
(hubo el
gran comunicador).
Pero los
corazones
eran
miles de células libertarias,
islas con
vocación de continente,
fortalecidos
de oponerse al viento
en medio
del humo y de la noche.
Insomnes,
con la amorosa razón enarbolada
contra
aquella razonada sin razón.
Y
entonces asomó mi primer amor
entre las
ruinas de aquella decada que moría,
apenas
otra flor salvaje entre los escombros...
No sé que
más decir,
no soy
cantor ni soy poeta.
apenas si
soy salvo de aquel naufragio
y aún
necesito construirnos día a día.
No hay comentarios:
Publicar un comentario