MURAL EN CENTENARIO-NEUQUEN ARGENTINA

MURAL EN CENTENARIO-NEUQUEN ARGENTINA
Equipo de muralisas Luis Nichela, Silvana Nichela, Mauro Rosa y Mauricio Barreto

14 nov 2007

Tu ronca maldición maleva

... “Con el pucho de la vida apretao entre los labios...” La estrofa del tango tropezó con un bufido cuando él se trastabilló. “Puta- pensó- una baldosa” y dijo con alegría: ¡Puta, una baldosa! Y con entusiasmo de curda se quedó mirando hacia abajo ese cuadradito de vainillas legítimas trasportado desde alguna ciudad. Se sintió coherente, un poco borracho y tartamudeando un pedazo de tango había pateado una baldosa floja... “Salpico si alguien me pone el pie” completó mentalmente y miró desafiando a la soledad de la calle. Las otras veredas brillaban desencarnadas, páramos de modernísimos cuadrados cerámicos. El poste de alumbrado ya amenazaba perder el equilibrio y la perspectiva comenzó a ondular, momento adecuado para volver a caminar, así podría acompañar este paisaje movedizo como había leído que hacen los marineros. Una vez que arrancó olvidó porqué se detuvo y olvidó las historias de marineros. Tenía que ocuparse de su pena, tenía que acunarla con el vaivén del vino y de la calle hasta que creciera y se hiciera grande, inmensa, para que saliera de él y pudiera pelearla de igual a igual. Porque ahora la tenía en el estómago y todo lo que lograba era sentirse un imbécil. Ni siquiera autocompasión, porque le dan rabia los imbéciles. Arrancó de nuevo “...Rara, como encendida –masculló una parte olvidada- Esta noche vida mía, el alcohol nos ha embriagado – bufó vapor de vino y se rió de la coincidencia- Qué me importa que nos miren, y nos digan los mareados” Trató de pararse y sacar pecho para provocar a quien fuese, pero cada vez que alzaba la vista la calle quería sacudírselo del lomo. En la esquina el único auto que andaba a esas horas justo coincidió con él, y casi lo aplasta. Le gritó “¡Hooooyyyy, vas a entrar en mi pasaaaaado, en el pasaaado de mi viiida!” y cuando alzaba el pie para subir a la otra vereda se perdió dentro de su cabeza buscando los autores del tango. Al rato le dijo a nadie: “Cobián y Cadícamo – y festejó - ¡Cobián y Cadícamo!”
Llegó a la placita tarareando remiendos. Los muchachos que compartían cerveza y bolsas de pegamento esperaban a la sombra de los árboles, pero no había peligro, los conocía de la Junta Vecinal, eran los mismos que se juntaban para cobrar los subsidios del gobierno y cuando había que apretar a los de la oposición. Recordó que esto también es Argentina, pensó en Barceló y Ruggerito y cacareó: “¡Viva don Alfredo!” respondido por una risotada general.
“Mírenlo al viejo huevón- salpicó alguno- parece un tango” Y él sintió que le daban una medalla. Otro quiso ser ingenioso: “El lamento del cornudo”. ¡Ah! Eso no, eso es pegar en la matadura. Ya nadie usa fariñera bien afilada en la cintura, pero él manoteó hacia atrás como si, y quedó allí, desnudo, tambaleándose en la sorpresa. Al pie de los fresnos hay alguna tumbera y dos o tres púas, por si aparece la cana. Igual se las arregló, fue hasta la luz que alumbraba un cartel de “Prohibida la venta y consumo de bebidas alcohólicas” y compró cigarrillos y una cerveza, volvió hasta la rueda y se las arregló bastante bien con la botella, el cráneo de la Juventud del Partido se rompe como el de la gente.
En la guardia del hospital el policía, casi adolescente, lo miraba con conmiseración. El médico le dijo: “La sacó barata viejo, le podrían haber pegado un tiro. Menos mal que le hicieron un par de tajos, que si no, de la cárcel no lo sacaba nadie”. La rabia volvió a llenarle la boca y se pensó diciéndole al cana. “Y vos a quién le tenés lástima, hijo de puta” pero por suerte nadie oyó nada a causa del vómito.

1 comentario:

circe dijo...

quien puede dejar de comentar algo que es fuerte,actualizado y perenne en nuestra bella latino-america. Sigue deleitandonos nelly